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en las blancas praderas

Los ojos llorosos.

El primero que veo lleva un cerdo sobre la espalda. Sin piel y abierto en canal. Llueve sobre él.

Me pone mala el carnicero negro. Me paso el tiempo observando sus manos y deseando, sin poder evitarlo, ver un buen tajo, la carne roja.

Hay uno afeminado de manos flacas. No quiero que me atienda ése.

La señora que va delante de mí lleva una montaña de tripas blancas y blandas, llenas de celditas como un panal de abejas. Un panal de abejas muy blando y asqueroso.

El olor de este lugar me está mareando. Llevo en la mano un manojo de acelgas envuelto en papel de periódico. Sólo quiero salchichas blancas y salchichas rojas para hacer con arroz amarillo y pollo. Y de repente tengo que irme corriendo porque el carnicero colorado me parece que tiene los ojos llorosos y pienso que es porque se le ha muerto un hijo o porque se pasa las noches de los sábados con ganas de morirse o porque tiene un familiar enfermo o ni siquiera pienso sino que abrevio el pensamiento y cito "tiene horror". Tengo que irme corriendo para no ponerme a llorar delante de él. Y seguro que me lo he inventado y no tenía siquiera los ojos llorosos.

2 comentarios

xavier -

Hola!! te deseo un feliz fin de año!!!!

setesoles -

Colorado de horror, y tu queriendo salchichas rojas, y blancas, y pollo. Arroz, sólo, seguro que menos sólo que ese carnicero colorado.