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en las blancas praderas

perro lindo

Leal, una veta de carbón
tejida en la tierra, hijo de la madre de sus hijos
y padre de sus hermanos

ajeno a quién sea quién en este mundo
desconoce tanto el amor como la culpa

Leal ha aullado estas últimas noches
bajo las oscuras siluetas de las montañas
su el corazón al galope

yo lo admiro

su calor, la sangre enloquecida por sus venas, la ansiedad que muestra
por entrar en el garaje cerrado, esa especie de amor que viene a ser
la urgencia, son ideas emocionantes sin duda
su vibrante presencia

me digo que he de ser más cariñosa
acariciarlo de vez en cuando
y sin embargo, no le permito acercarse
cuando viene a mi puerta desde el invierno
mojado y maloliente, jadeando, un perro de pueblo

le prometo que algún día de verano jugaremos juntos
bajo un surtidor, que arrojaré palos
para que salte hasta el cielo
y los atrape entre los dientes

3 comentarios

00e00 -

Qué chula la canción.

iciar -

hola, mira,yo lo tuve, perdí y aún hecho en falta todo lo que sin saber me dió. si, era un perro estúpido y un amor bobo, pero te he querido poner la letra que le hice en una canción que aún hoy la canto. no sabes lo que tenías hasta que lo pierdes. si quieres oir la canción... sé que no me conoces. saludos.

JERGA
Quiero que pienses en mi,
Aunque la distancia sea sobrevivir
Dejas silencios muertos
Que no vuelan, y alargas mi dormir.
Si te llevas algo de ti que sea el recuerdo,
Era tu alma de pelota
Ser que no siente sintiendo las notas
Al partir
Pregunto, observo mi nariz,
Y falta con quién ir a pasear
Acariciar lo domado
Perder lo enseñado
Hueco en mis pies que se han “quedao” frios.
Me has dejado un huequito color canela
Y aun amor bobo que no sabe ver el fin
Tu cariño hace falta, me hace falta,
Saber que estás, tenerte, sentir que estarás
Repetas mis silencios,
Cuidaste los tuyos
Al llegar tú ya estabas
Ver mi casa llena de ganas
Ganas de salir corriendo.

00e00 -

-Escúchame, pero no me contestes.
-Bien.
-Cuando todos los presentes hayan muerto, excepto tú y yo, tú te casaráas conmigo...

Hubiera querido volverme para verla, pero su mano se hacía más firme y más fría aún sobre mi nuca, y no pude hacer movimiento alguno.

Pero, frente a nosotros, un espejo de cuerpo entero devolvía nuestras imágenes.

Vi brillar en él dos llamas verdes, inmóviles, como enormes piedras de luna arrancadaas del fondo de agua nocturna.

Jean Ray, Malpertuis.