relax
un gong de hierro en el estómago
un instrumento musical ácido y dulce
entre mis cejas hospitales iluminados en la noche
a los que nadie va y de los que nadie viene
y cuevas de luz grisácea con mares llenos de algas
dinosaurios que han luchado lentamente
durante millones de años
alguien habla de campos de trigo en el ocaso y yo sonrío
pero está bien al fin:
me tumbo en el suelo a descansar mientras en mi carne
crecen flores prehistóricas que llegan hasta el cielo
un instrumento musical ácido y dulce
entre mis cejas hospitales iluminados en la noche
a los que nadie va y de los que nadie viene
y cuevas de luz grisácea con mares llenos de algas
dinosaurios que han luchado lentamente
durante millones de años
alguien habla de campos de trigo en el ocaso y yo sonrío
pero está bien al fin:
me tumbo en el suelo a descansar mientras en mi carne
crecen flores prehistóricas que llegan hasta el cielo
1 comentario
00e00 -
Seguí pensando que allá en el establo había alguien que me llamaba. Oía en realidad su voz y me volví a mirar. No había nadie.
Me volví hacia la extensión de tierras y me pregunté hasta donde ir. Exactamente la misma pregunta que me hice antes, cuando nadaba en el océano. ¿A partir de qué lugar empieza a ser peligroso seguir alejándose? Y comprendí que uno se lo pregunta cuando empieza a creer que ha ido demasiado lejos.
Sam Shepard, Crónicas de Motel