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en las blancas praderas

Mi animalillo delicado

Aquella tarde estábamos tan colocados en la azotea jugando con el gatín. Le hacía rabiar y se dejaba arañar la mano y yo observaba y me di cuenta de que el gato estaba disfrutando y él me miró y se rió de mí y me llamó boba. Tenía toda la mano arañada y me puso un dedo en los labios que noté caliente como si estuviera lleno de sol. Cogió al gatito y me lo pasó por el cuello y dijo:
- Acarícialo, mira, prubitín.
- Te quiere.
Me puso el gatito sobre los labios para que sintiera su suavidad.
- Te quiere.
- Te quiere muchísimo.
- Mira cuánto te quiere.
- Pequeñín.
Acariciaba al gatín mientras el gatín en su mano me acariciaba a mí. Acariciaba al gatín que estaba en mi cuello, en mis brazos, en mi pecho, acariciándome con su pelo delicado, y sus manos me tocaban a mí. Yo notaba la sangre que vibraba dentro de sus manos. Decía:
- Mi cosina preciosa.
Y poco a poco fue acariciándome a mí a la vez que al gatito, y llegó a acariciarme a mí con sus manos, hasta que posó al gatito y decía:
- Mi animalillo delicado. Mi animalillo tan delicado...

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