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en las blancas praderas

los cuerpos

los cuerpos Me fascinan los cuerpos. Su peso y contextura, la capacidad que tienen de pudrirse. Me atrae la carne. Envuelta en ropajes cubiertos de nieve, entre la niebla, la carne, mientras se acerca a eso, al fin del movimiento. Cuando la nieve comienza a cubrirla, un mausoleo de sí misma, la carne, al viento, de repente tan sola, abandonada de todo, sólo carne ya. La carne es más carne, el cuerpo es más cuerpo cuando acaba de irse de él la ligereza y queda sólo el peso.

1 comentario

Xavier -

Es maravillosamente misterioso el contenido intangible de los curepos, realmente somos otra cosa que nuestro cuertpo, no se en que sentido ni tan siquiera sé seguro que cuanto este templo se pudra nos sentiremos a nosotros mismos. Pero como tu dices, el cuerpo es carne y nosotros no somos nuestro aspesto o nuestra carne. Estamos más allá y aveces nos vemos como un autentico extraño delante de un espejo. Debemos aceptarnos de nuestra imagen y esta frase demuestra que NO somos la persona del espejo, solo estamos en ella.